Una serie de saludos —“Buenos días, buenas tardes, buenas noches”— parece ser un nuevo elemento fundamental de la era de la COVID-19, ya que los participantes en las conferencias internacionales se conectan desde zonas horarias de todo el mundo. Esta fue sin duda una apertura apropiada para la 19ª Conferencia Conjunta de las Naciones Unidas y la República de Corea sobre Cuestiones de Desarme y no Proliferación, que se celebró del 2 al 4 de diciembre. Mientras los neoyorquinos madrugaban para unirse a la reunión a las siete de la mañana, los europeos se preparaban para conectarse durante el almuerzo y los colegas de Seúl miraban cómo sus relojes se acercaban a las nueve de la noche. En cuanto a mí, que me encuentro en Melbourne (Australia), quedarme despierta para el inicio de la Conferencia a las once de la noche realmente valió la pena.
Esta conferencia es un evento anual de la República de Corea y la Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas que reúne a gobiernos, institutos de investigación y organizaciones no gubernamentales. Desde su primera edición en 2002, la conferencia se ha convertido en un importante foro de diálogo abierto y constructivo sobre cuestiones relacionadas con la seguridad internacional, el desarme, la no proliferación y el control de armas. El tema de 2020, “Las nuevas tecnologías y su impacto en el régimen de desarme y no proliferación”, resultaba adecuado para el primer año en que la conferencia se celebraba en modalidad virtual y se invitara a participar a expertos del sector.
Además, este año se ha incorporado otra importante y emocionante novedad en la conferencia: ¡la inclusión de una sesión especial dedicada a los jóvenes!
La Sesión Especial para Jóvenes, celebrada en respuesta a los llamamientos en favor de la participación inclusiva y significativa de los jóvenes realizados por el Secretario General de las Naciones Unidas en su Agenda de Desarme, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución 74/64 y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la resolución 2250 (2015), reunió a cinco increíbles y diversos representantes de la juventud. Entre ellos, estudiantes universitarios de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), defensores del Tratado de no proliferación de armas nucleares y del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN), un miembro del Comité Directivo Juvenil del Noreste de Asia para el Desarme y la No Proliferación, y un Campeón Juvenil de la ONU para el Desarme. Este equipo abordó preguntas difíciles sobre temas como la manera de “reconstruir mejor” tras la crisis de la COVID-19, las oportunidades y los retos que presentan las tecnologías emergentes y las barreras que impiden que los jóvenes participen en los esfuerzos de desarme. Ninguna de estas preguntas tenía respuestas fáciles, y los cinco oradores demostraron la creatividad, la pasión y el intelecto de los jóvenes de todo el mundo al abordar temas complejos y técnicos que abarcaban desde las armas autónomas letales y los macrodatos hasta los valores que guían la política exterior y el jus ad bellum (derecho a la guerra).
Sus presentaciones y debates destacaron que muchos de los avances más urgentes del siglo XXI tienen dos caras, con abundantes oportunidades y desafíos. En el caso de los avances tecnológicos, por ejemplo, Idriss Irakoze, del Grupo de Jóvenes de la OTPCE, señaló cómo la tecnología puede generar confianza a través de aplicaciones como la detección de pruebas nucleares, y el Campeón de la Juventud de la ONU para el Desarme, Dilan Ezgi Koç, indicó cómo la tecnología podría brindar nuevas vías de acceso para que los jóvenes se involucren en el trabajo de desarme. Sin embargo, ellos también reiteraron que las nuevas generaciones deben permanecer vigilantes para garantizar que las innovaciones tecnológicas sean socialmente responsables y para identificar las consecuencias imprevistas que puedan provocar daños. Asimismo, el equipo destacó que, aunque la COVID-19 ha puesto de manifiesto muchos de los defectos y vulnerabilidades de nuestras sociedades, también ha planteado una oportunidad para volver a centrarnos en la seguridad humana y “reconstruir mejor”.
Muchos de los jóvenes que intervinieron subrayaron también la necesidad de incluir una amplia gama de voces en la mesa de toma de decisiones sobre el desarme. El “desarme” se considera a menudo como un campo en el que solo nuestros líderes políticos son capaces de realizar cambios. No obstante, como señalaron algunos oradores, este enfoque generalmente significa que quienes están a la vanguardia de la innovación y el conocimiento en el sector privado quedan excluidos en detrimento de la formulación de políticas. Los representantes de los jóvenes recalcaron que el desarme y la no proliferación deben formar parte de un discurso público más dinámico y activo en el que se incluya a diversos actores, incluidos más jóvenes.
Como jóvenes que viven tiempos turbulentos, pensar en el futuro del mundo puede resultar abrumador. Sin embargo, en lugar de resignarnos a los peligros del mañana como un “hecho consumado”, en palabras de un orador, podemos recordar lo que están demostrando eventos como éste: todos tenemos algo que aportar al desarme, sin importa cuán grande o pequeño sea.
Solo puedo esperar que otras conferencias internacionales sigan el ejemplo de amplificar las voces de los jóvenes y ofrecer un espacio dedicado a ellos para que participen de forma significativa. A juzgar por el nivel de las presentaciones, los debates y el pensamiento crítico que se ofrecieron en la Sesión Especial para Jóvenes, los esfuerzos de desarme y no proliferación serán mucho mejores.
Puedes ver la Sesión Especial para Jóvenes, evento previo a la conferencia, aquí a través de YouTube.